miércoles, 10 de abril de 2013

Time



Time 

Viendo pasar los momentos que componen un día monotono          
Desperdicias y consumes las horas de un modo indecoroso

Vagando de aquí para allá por alguna parte de tu ciudad

A la espera de que alguien o algo te muestre el camino.
Cansado de acostarte bajo el sol y quedarte en casa mirando la lluvia
Eres joven y la vida es larga y hoy hay tiempo que matar
Y luego te das cuenta un día de que tienes diez años más tras de tí
Nadie te dijo cuando correr, perdiste el disparo de salida.
Y tú corres y corres para alcanzar al sol, pero él se está poniendo
Y girando velozmente para de nuevo elevarse por detrás de tí
El sol es el mismo de modo relativo, pero tú eres más viejo
Tu respiracíon es más corta y estás un día más cerca de la muerte.
Cada año se hace más corto,nunca pareces encontrar tiempo
Planes que se quedan en nada o en media página de líneas garabateadas
Esperando en silenciosa desesperacion a la manera inglesa
El tiempo se ha acabado, la canción se ha terminado, pensaba que diría algo más...

-michmexkacyto


domingo, 7 de abril de 2013

Elefante Efervescente


Elefante Efervescente

An effervescing elephant

With tiny eyes, and great big trunk
Once whispered to the tiny ears
The ears of one inferior
That by next june he'd die, oh yeah!
Because the tiger would roam
And the little one said oh my goodness I must stay at home
And everytime I hear a growl
I'll know the tiger's on the prowl
And I'll be really safe you know
The elephant he told me so
And everyone was nervvy, oh yeah!
And the message was spread
To zebra, mongoose, and the dirty hippopotamus
Who wollowed in the mud and chewed
His spicy hippoplancton food
And tended to ignore the word
Prefering to survey a herd
Of stupid water bison, oh yeah!
And the jungle took fright
And ran around for all the day and the night
But all in vain because you see
The tiger came and said to me,
'you know I wouldn't hurt not one of you
I much prefer something to chew
You're all too scant, oh yeah!'
He ate the elephant...


Cerbero


 Cerbero era un perro monstruoso encargado de guardar las puertas del Averno (ver Hades). Parece que había sido concebido por los monstruos Typhon (Tifón) y Echidna (Equidna), y se creía que era hermano de la Hidra y de la Quimera, criaturas tan terroríficas como él.

Cerbero tenía tres cabezas, si bien según algunas fuentes podría tener muchas más. Su cola era una serpiente y sobre su lomo se extendía una crin hecha con cabezas de serpiente. Su aliento y su saliva eran muy peligrosos y, al igual que Medusa, su mirada podía convertir a cualquiera en piedra.


 Hades, el dios del mundo de los muertos, tenía a este perro para evitar que las almas huyesen de su reino. Cerbero también evitaba que entrasen los vivos.

 Uno de los Doce Trabajos de Heracles fue llevarse al perro de las puertas del Averno. Hades tuvo que aceptar, pero puso como condición que el héroe no utilizase ningún arma, para lo cual uso sus propias manos y se lo llevó a su patrón Euristeo, tras lo cual lo devolvió a su lugar entre los muertos.

viernes, 5 de abril de 2013

El Triste Final de Orféo



Un día ,el dios supremo del Olimpo, Zeus dijo: -Mi hijo Dionisio, también conocido como Baco, mereces ser nombrado dios por haber inventado el vino. Y lo elevó al rango de dios. 


Orfeo se negó a adorarlo como dios diciendo: 

- Dionisio no puede ser dios. Es un mal ejemplo para los mortales ya que está borracho la mayor parte del día. Me niego a ofrecerle sacrificios a un borracho. 

Cuando Dionisio escuchó el comentario se enojó tanto que envió a un grupo de Ménades, mujeres embriagadas todo el tiempo, a perseguirlo. 


Cuando las Ménades lo encontraron, Orfeo estaba placidamente dormido junto a su lira. Si hubiera estado despierto tocando su lira ellas habrían quedado encantadas por su música. 

Entonces, las Ménades, le cortaron la cabeza y la arrojaron a un río cercano. Luego cortaron el resto del cuerpo en pedacitos.

Las Musas encontraron los trozos de Orfeo y apenadas por la triste desaparición del músico, los enterraron a los pies del monte Olimpo, donde los ruiseñores entonaron de allí en más dulcísimos cantos. 

La cabeza de Orfeo floto río abajo hasta llegar al mar, donde un barco de pescadores la atrapó en sus redes y le dieron sepultura. 

Zeus permitió que se pusiera la lira de Orfeo en el cielo, formando la constelación llamada ¨ La Lira¨





El mito de Orfeo y Euridice


Orfeo, hijo de Apolo (y nieto de Zeus) y de Calíope, musa de la poesía épica y de la elocuencia, poseía el don de la música y de la poesía.

Enamorado perdidamente de Eurídice, una ninfa de los valles de Tracia, la convierte felizmente en su esposa. Pero un nefasto día, tratando ella de huir de Aristeo, hijo de Apolo y que pretendía poseerla, pisó una serpiente venenosa y, mordida por ésta, murió.

La pena invadió entonces a Orfeo, y llorando desconsoladamente a las orillas del río Estrimón, entonó canciones tan tristes que todos los dioses y todas las ninfas le incitaron a descender al inframundo, donde, con la ayuda inestimable de su música, consiguió sortear mil y un peligros, conmoviendo a demonios y tormentos.

Una vez hubo llegado ante Hades y Perséfone, dioses regentes del Inframundo, utilizó de nuevo su música consiguiendo convencerlos de dar a Eurídice la oportunidad de regresar al mundo de los vivos. Pero pusieron una condición: Orfeo debía caminar siempre delante de ella y no mirarla hasta que ambos hubieran llegado arriba, y los rayos del sol hubieran bañado por completo a Eurídice.


El camino de regreso se hizo terriblemente largo. Orfeo se mantenía sus ojos al frente a pesar de las enormes ansias que le invadían de admirar a su amada. No se volvió ni aún cuando los peligros del Inframundo los acechaban.

Ya en la superficie, Orfeo, al borde de la desesperación, giró la cabeza creyendo que todo había pasado, pero Eurídice aún tenía un pie a la sombra y, en ese preciso instante, se desvaneció en el aire, ya sin posibilidad de volver de nuevo.

jueves, 4 de abril de 2013

La locura de un cuerdo

La locura de un cuerdo por Luna Fernandez

La noche era oscura. No tengo idea que estaba haciendo allí, pero sin embargo recuerdo que estaba con una pala. Estaba cavando. Tenia ropa oscura,y unas zapatillas que no eran mías. Cuando termine de cavar agarre una gran bolsa muy pesada y la enterré. Me fui y no recuerdo nada más.

A la semana escape tres veces del trabajo y robe cuadernos de distintos locales. Nunca supe porque lo hice, pero se sentía como una forma de descargarse.
Iba al psicólogo como si nada, quien decía que no había necesidad de que asista ya que yo estaba mentalmente bien. Nunca le creí.


A la otra semana entre en la noche a una casa y con sangre de una gallina escribí "1200".
Un mes más tarde mi hermana fue a la cárcel por asesinar a su mejor amiga y por irrumpir en una casa de un barrio tranquilo.


Poco después me entere que soy hija única, nunca tuve hermanas.
Todavia me estoy preguntando porque estoy detrás de estas rejas.

La dama del piano




La dama del piano por Enrique Franco

Ella, antes hermosa como un Serafín, venida de las profundidades del Paraíso, más alla del horizonte, en una noche de hastío perdió su camino... envidiosa de los pájaros cantores y cautivada por el leve siseo de la Madre Naturaleza...oh pensamientos impuros impulsados por la belleza, le quitaste de la manera más terrible su pobre alma inquieta.

Un ser tan vil como el fuego asfixiante apareció ante la doncella, y con un sucio juego de palabras, ella arrodillada ,besando la mano ennegrecida de Luzbel, la dama sello su destino. La ahora virtuosa doncella se sentó en el piano maldito, ubicado en el claro del bosque y asi como Liszt y Chopin, apoyando sus delicados dedos sobre el fino marfil, toco la pieza de sus más puros sueños y acompañadada por la naturaleza, su melodiosa armonia encantó el lugar.

Y asi, absolutamente embelesada, tocó y tocó, y sus dedos ya descarnados, insensibles al dolor, siguieron tocando...por siempre...

Oh viajeros aléjense de ese piano si es que disfrutan vivir, porque aunque sea la melodia más preciosa y divina tocada por esa hermosa mujer, no es mas que un engaño, pues las teclas de marfil son tocadas por la carne podrida y huesos del cadaver de lo que alguna vez fue una joven doncella.

El Gaitero y el Leprechaun


 El Gaitero y el Leprechaun

 Hace ya tanto tiempo que la memoria se niega a reconocerlo, vivía en el pueblo de Dunmore, en el condado de Galway, Irlanda, un hombre bastante falto de luces que,a pesar de su absorbente afición a la música y de ser un gaitero medianamente bueno, en su vida había sido capaz de aprender otra tonada musical que no fuera "An róg-haira dubh".

 Sin embargo, con ella solía hacerse de algunas monedas delos parroquianos de las tabernas, que se divertían con sus patéticos pasos de baile y las intencionadas palabras de la canción.Una noche en que el gaitero regresaba a su morada, después de haber interpretado media docena de veces su única canción en su taberna preferida, llamada "An derugrânoniâ" (Las bellotas), la consabida carga de buen whisky irlandés en sus entrañas hizo que, al cruzar por el cementerio, quizás un poco inseguro por el entorno, presionara el fuelle de la gaita y comenzara a tocar por séptima vez la única canción que conocía.

 Pero sus temores demostraron no ser infundados; apenas había recorrido la mitad del trayecto,cuando un leprechaun, surgido de entre las raíces de un enorme roble, cayó sobre él y lo derribó,de tal modo que Swenû —que tal era el apodo del gaitero— quedó debajo del duende, que lo sujetaba fuertemente el cuello, apretando la gaita, que emitía un sonido quejumbroso.—¡Malhadado seas, duende asqueroso; déjame ir a mi casa! Tengo cuatro monedas de diez peniques para entregarle a mi pobre madre, que las necesita para comprar tabaco en polvo.—Si haces lo que yo te digo, no necesitarás preocuparte por tu madre —le dijo el leprechaun—. Ahora vamos a irnos de aquí, y si no te mantienes bien aferrado, te caerás y te romperás todos los huesos de tu cuerpo, y también se romperá la gaita, y eso será lo peor.Mientras volamos, toca el "Oinowirî" para mí.—¡Es que no la sé!—¡No me importa si la sabes o no! —gritó el leprechaun—; tú toca, y no te preocupes de lo demás!. El gaitero, atemorizado, llenó de aire la bolsa y comenzó a tocar, aunque sin saber muy bien qué hacer con sus dedos; sin embargo, mientras transcurrían los minutos, la música brotaba con tanta fluidez que él mismo se encontraba embelesado.—¡Pues sí que habías resultado un buen maestro de música —dijo entonces al leprechaun—; pero dime, ¿a dónde nos dirigimos?—Esta noche hay una importante fiesta en el castillo de la Reina Lean Banshee, en la cimade Chroagh Patrick —le informó el leprechaun—, y quiero que toques en ella; te doy mi palabra que volverás a casa bien recompensado por tus molestias.—¡Caramba! Si va a resultar que, al final, me vas a ahorrar un viaje —dijo el gaitero—,porque resulta que el padre Arragh me puso como penitencia una ida a Chroagh Patrick por haberle robado su ganso blanco preferido el día de Beltayne.

 Ya en buena connivencia, ambos viajaron juntos, con la rapidez de un relámpago, a través de montes, marismas y llanuras, hasta llegar a la cima de Chroagh Patrick; una vez frente al castillo de la Reina Banshee, el leprechaun golpeó tres veces con sus nudillos, y el gran portón se abrió,franqueándoles el paso hacia una gran habitación. Allí, Swenû vio una enorme mesa de roble, con cientos de ancianas sentadas alrededor; una de ellas, con un porte real que la distinguía de las demás, se levantó de su sitial y dijo:—Que tengas mil bienvenidas, leprechaun na Samhain.



¿Quién es el invitado que has traído contigo?—Pues, ni más ni menos que el mejor gaitero de Erín —contestó el duende. Al escuchar esto, una de las ancianas dio un golpe en la mesa, con lo cual se abrió una puerta en una de las paredes y de ella surgió, ante el estupor del gaitero, ¡el mismo ganso blanco que él había robado al padre Arragh para la fiesta de Beltayne!—¡Por mi alma! —exclamó Swenû— . Pero si mi madre y yo mismo nos comimos hasta el último hueso de esa ave; sólo dejamos un muslo, que mi madre le dio a Moyrua (la pelirrojaMary), y que fue el causante de que el padre Arragh se enterara de que yo había robado su ganso. El ganso, demostrando estar más vivo de lo que el gaitero pensaba, retiró los platos y limpió la mesa, y entonces el leprechaun dijo:—Toca algo de música para estas agradables damas.

La velada transcurrió sin otros incidentes, con Swenûtocando y cantando canciones que jamás había aprendido en su vida, y las ancianas damas bailando hasta que ya no pudieron dar una paso. Entonces el
leprechaun dijo que había que pagar al gaitero, y todas y cada una de las banshees depositaron una moneda de oro en su bolsa.—¡Por los dientes de San Patricio! —exclamó Swenû —. ¡Soy más rico que el hijo de un rey!—Ven conmigo —le dijo el leprechaun—, y yo ter egresaré a tu casa. Pero en ese instante, cuando el gaitero estaba a punto de subir a las espaldas del leprechaun, el ganso que había atendido el servicio de la mesa (el mismo que él pensaba haberse comido en la fiesta de Beltayne) se acercó a él y le entregó una gaita nueva. Luego, él y el leprechaun se marcharon y, al llegar a Dunmore, el duende dejó al gaitero sobre el pequeño puente y le dijo que regresara a su casa,agregando:—Ahora, además de algunas monedas de oro, tienes dos cosas más: ciall agus eól (conocimientos de música) y muchas canciones nuevas; aprovéchalas.

 Contento como unas pascuas, Swenû corrió hasta su casa, abrió la puerta y llamó a su madre a gritos:—¡Déjame entrar; tengo una fortuna en mi bolso y soy el mejor gaitero de Erín!—Como de costumbre, estás borracho —contestó la madre.—Pues verás que no —alegó Swenû—. Da la casualidad de que, en esta ocasión, ni una gota ha pasado por mi garguero. La mujer abrió la puerta del dormitorio y él le dio las monedas de oro. A continuación le dijo,exultante:—Ahora espera a escuchar la música que voy a interpretar para ti.

 Acunó la nueva gaita bajo su brazo y comenzó a soplar, pero, en lugar de música, se escuchó una terrible barabúnda, como si todos los gansos y patos de Irlanda estuvieran gritando al mismo tiempo. El horrible sonido despertó a los vecinos, que comenzaron a reclamarle silencio y luego a burlarse de él, cuando descubrieron que el alboroto procedía de su propia gaita. Desesperado, cambió la nueva gaita por la vieja, y de ella surgió una melodía maravillosa que calmó como por arte de magia el enojo de sus vecinos, y cuando se hubieron sosegado, les contó con detalles todo lo sucedido aquella noche.

 Al día siguiente, Swenû fue a ver al padre Arragh y le contó su historia con el leprechaun, pero el cura se negó terminantemente a aceptar una sola palabra de su relato, hasta que comenzó a tocar la gaita y los chillidos de gansos y patos amenazaron con dejarlos sordos a ambos.—¡Vete de mi vista, ladrón de gansos! ¡No te conformas con comerte mi ave, sino que también quieres burlarte de mí!. Pero el gaitero no le hizo el menor caso, y tomó su gaita vieja, para demostrar al párroco que su relato era verídico; y en cuanto comenzó a tocar su antiguo instrumento, sonó una música maravillosa y, desde aquél día hasta que su brazo ya no tuvo fuerzas para presionar el odre de la gaita, nunca hubo en ningún condado de Erín un músico tan solicitado como Swenû, El Gaitero.

La fuente de Salmacis

Hermafrodito y Salmacis:

 Salmacis era una ninfa holgazana, despreocupada, egocéntrica y no acataba las normas tenía su morada en una fuentede la ciudad de Halicarnasos. Por su parte Hermafrodito era fruto de la unión entre Hermes y Afrodita.


 Este affaire que mantuvieron los dos dioses tuvo lugar un día en que Hermes sorprendió a la diosa del amor y la belleza bañándose como Dios la trajo al mundo. Ni que decir tiene que Hermes se enamoró perdidamente de ella. Pero Afrodita no estaba por la labor y rechazó al dios. Tratando de encontrar la manera de conquistar a la diosa, Hermes decidió pedir ayuda a su padre Zeus y éste le proporcionó un águila que se encargaría de robar una de las sandalias de Afrodita. 


 La diosa tenía mucho aprecio por su calzado, por lo que aceptó la propuesta de Hermes: pasaría con él una noche de amor a cambio de su sandalia.Y por culpa de una simple sandalia vino a este mundo Hermafrodito, que fue guapísimo desde que nació. Tan atractivo era el muchacho que un día mientras viajaba pasó por Halicarnasos y por la fuente donde habitaba Salmacis



 La ninfa, al verlo, se quedó totalmente extasiada por la belleza de aquel joven en intentó conquistarlo y llevarlo a su terreno.Pero no hubo forma. Hermafrodito le rehuía una y otra vez, lo que desesperaba a Salmacis.


 En una de estas en que Hermafroditos creía estar solo y a salvo de la ninfa, se quitó sus ropas y se metió en el agua de la fuente para darse un baño. Salmacis aprovechó la ocasión y se abalanzó sobre el joven atrapándolo en un fuerte abrazo. Justo entonces la ninfa pidió a los dioses que nunca la separasen de Hermafrodito. 




 Y así fue. Ambos cuerpos quedaron fundidos y nació el primer ser hermafrodita, dueño de atributos tanto masculinos como femeninos.

Tres extraños cientificos


 Alguien que no conozco, pero con quien me encontré un buen día, se me acercó en silencio, y sin que yo pudiera mediar palabra, me habló de un extraño pueblo escondido en las colinas más altas, rodeado de hermosos ríos, altos árboles y profundos peñascos, donde habitaban pequeños seres que se llamaban a sí mismos “mujeres” y “hombres”. 

 Eran criaturas felices que amanecían con el sol y se acostaban al despertar la luna. También eran muy sociables, por lo que resultaba muy extraño que tuvieran disputas que no terminaran con un abrazo o un apretón de manos. No tenían muchos visitantes, por la propia altura de las colinas, profundidad de los ríos y abismales peñascos, pero los pocos que llegaban eran tratados como nativos. Se les daba afecto, techo, comida y trabajo. Por lo que ya no salían de ahí, y con el paso del tiempo se volvían uno de ellos. 



 Una mañana de neblina, un pequeño grupo de mujeres y hombres que habían salido a pescar al río, se toparon con tres extrañas criaturas de batas blancas y ojos de vidrio. Estaban llenas de lodo e inconscientes en la ribera. Como pudieron, ya en el pueblo les curaron las heridas, lavaron la piel, ropa y pelo. 

 Los extraños duraron varios días inconscientes, siempre bajo el cuidado constante de mujeres y hombres. Hasta que un buen día despertaron. Hablaban en una extraña lengua que realmente nadie había escuchado antes. Pero mujeres y hombres eran inteligentes y no tardaron mucho en comprender ese lenguaje, y lograron comunicarse. 

 Las tres extrañas criaturas se llamaban a sí mismos “Científicos”. ¡Qué palabra más rara! Pero aún más raro era lo que decían hacer con sus vidas, pues aseguraban ir de un lugar a otro descifrando los misterios que se encontraban a su paso y nublaban el conocimiento. Inusual, realmente muy peculiar, nadie sabía qué era eso que los científicos llamaban “misterio”, hasta que una de estas extrañas criaturas se puso de pie y limpiándose los ojos de vidrio con la punta de su bata, les dijo que un misterio es todo aquello que aún estando en frente de todos, no somos capaces de comprender a plenitud. Mujeres y hombres quedaron maravillados, pues resultaba que un misterio era sencillamente algo muy “misterioso” como para entenderlo fácilmente. 

 Para celebrar su recuperación, todos en el pueblo prepararon un gran banquete con lo más sabroso y abundante de la región. Se horneó pan, se marinó pescado, se cortaron frutas frescas y jugosas de los huertos, y se recolectaron las hierbas más aromáticas y suculentas de la temporada. 

 Todo estaba listo, las tres extrañas criaturas, mujeres y hombres estaban sentados frente a una enorme mesa de madera, cuando se develó el primer platillo; una rica y abundante ensalada de hojas rojas, verdes y semillas. 

¿Se trata de algún tipo de broma? –preguntó uno de los científicos. 

– ¿Qué no saben que esas hojas verdes y rojas poseen sustancias que las hacen muy tóxicas para el organismo? –agregó, mientras los otros dos asintieron con la cabeza. 

 Pero, ¿cómo era posible que esas hojas fueran tóxicas, cuando por años, tanto hombres como mujeres las habían consumido sin sentir ningún malestar? 



 El caso es que por una extraña razón, por primera vez en los miles de años que llevaban consumiendo dicha ensalada, todos aquellos que la probaron cayeron gravemente enfermos. 

 Llenos de curiosidad, mujeres y hombres les fueron mostrando a los tres científicos el resto de los platillos. Las frutas frescas y jugosas que calmaba su sed en verano, y los llenaban de energía en invierno, resultaron ser venenosas, y en ese momento, por una extraña razón todos aquellos que las recolectaron se llenaron la piel de severas irritaciones, y los que las probaron se llevaron las manos al estómago, y experimentaron fuertes dolores, inflamación de garganta e hinchazón de lengua. 

 Luego llegó el turno de los pescados. Enormes, jugosos y cuidadosamente marinados con especias secas. Los tres científicos se miraron desconcertados y exigieron que se les llevara al lugar donde se había capturado a esos animales. Aún con hambre, un puñado de mujeres y hombres los llevaron al río que desde siempre, y aún en los meses de sequía, había sido su más rica fuente de alimento y agua. 



 En el camino les mostraron a los científicos las cualidades de su pueblo. 

 Cuando llegaron al huerto les enseñaron los plantíos de lo que hasta ese día había sido la base de su alimentación, pero que ahora resultaba tener propiedades infecciosas. Los árboles eran fuertes, frondosos y llenos de frutos, era una lástima saber que nunca más podrían consumirlos sin tener el temor de enfermarse. 

 De repente uno de los científicos detuvo su camino y se agachó a recoger un poco de tierra húmeda. Enseñó la muestra a sus colegas, y después de que los tres parecieron haber llegado a un acuerdo, dijeron al unísono que esa tierra no era apta para el cultivo de ninguna especie vegetal. 

 En ese momento, y por una extraña razón, los árboles empezaron a decaer y perder sus frutos hasta que se fueron consumiendo por completo, ante la mirada atónita de mujeres y hombres. 



 Siguieron su camino por el lugar, entonces los científicos pudieron ver las distintas edificaciones del pueblo. Fuertes estructuras de adobe y piedra, soportadas sobre delgados tablones de madera, a manera de múltiples patas y rodeadas de vegetación. Acogedores hogares que eran frescos en verano, cálidos en invierno, y habían sido el modelo ideal de construcción, hasta que los tres científicos movieron su cabeza en señal de desaprobación, e indicaron que las estructuras no eran lo suficientemente fuertes para ser habitadas. 

 En ese momento, y por una extraña razón, los edificios se vinieron abajo y sólo quedó escombros, piedras y ramas secas. 


 Una vez que salieron de lo poco que aún quedaba en pie de lo que era su pueblo, cruzaron por un pequeño sendero y llegaron por fin al río. De sus aguas cristalinas y frescas, mujeres y hombres obtenían alimento, y extraían agua para calmar la sed, regar los huertos, así como lavar sus cuerpos y ropas. Incluso era tradición llegar a la orilla e inclinarse para beber un sorbo en señal de confianza, pero cuando uno de ellos intentó hacerlo, uno de los científicos gritó: 

¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡¿Qué no ven que este río ha de estar lleno de microorganismos u otras cosas que pueden ser peligrosas para su salud?! 

 Luego sacó un vaso delgado de vidrio de su bata, y tomó una pequeña muestra de agua, que le enseñó a sus compañeros. 

¿Están seguros que de este río extraen esos hermosos pescados? –preguntó uno de ellos, quien sin permitir que alguien le respondiera, añadió que era imposible que una especie tan grande pudiera habitar en un lugar con tan poca densidad microbiana. 

 En ese momento, y por una extraña razón, los peces que hacía un segundo antes saltaban por encima del agua, desaparecieron sin dejar un solo rastro de su existencia, ni en la superficie o en el fondo. 



 Cabizbajos y desconcertados por todo lo que habían perdido, mujeres y hombres regresaron a lo que quedaba de lo que fuera su hermoso pueblo y ya no podría ser más su hogar, pues no tenían agua que beber, peces, ni vegetales que comer, o casas donde habitar. Sin embargo, al llegar al lugar donde se había preparado el banquete, el olor a pan recién horneado les levantó el ánimo y se dispusieron a comer. 

 Los tres científicos tomaron una rebanada y lo examinaron con la misma inquietud con la que habían analizado todo lo demás, sólo que esta vez no encontraron nada irregular que añadir. Todos comieron, incluyendo los enfermos que ya se sentían un poco mejor. 

 En la mente de mujeres y hombres, ya con el estómago lleno, revoloteaban las ideas de cómo volver a hacer de su pueblo el lugar que era antes. Después de todo, si ya lo habían construido una vez, podrían volver a hacerlo. 

 Asombrados por el optimismo de los nativos, los tres extraños les preguntaron cuanto tiempo habían vivido en tales condiciones. 

Desde siempre, miles y miles de cosechas, y días de pesca –respondieron. 

Entonces ¿Sus ancestros construyeron el pueblo? –agregó uno de los científicos. 

 Mujeres y hombres, se miraron entre ellos y con un tono incrédulo contestaron: 

¿Ancestros? No, este pueblo lo construimos nosotros hace ya varios siglos. 

–Eso es imposible –señaló el último de los científicos. 

Nadie puede vivir por tanto tiempo. 

 Entonces, y por una extraña razón, tanto mujeres como hombres se desvanecieron en el aire y los tres extraños se quedaron solos, en una alta colina, rodeada de frondosos árboles, caudalosos ríos y profundos peñascos, con el estómago lleno de un pan que nadie pudo haber preparado. 



 Una vez terminado el relato le hice saber a aquel extraño que su historia contenía varios errores importantes. Si en ese lugar no había nadie, ¿entonces quién rescató a estos tres extraños de la orilla del río? ¿Quién cuidó de ellos hasta que se recuperaron? ¿Quién los alimentó y horneó el pan que consumieron? 

A lo que aquel desconocido respondió: 

No lo sé, todo eso ha sido un misterio que aún mis dos colegas y yo no hemos sido capaces de comprender. 

Entonces, y por una extraña razón, el que desapareció fui yo… 

miércoles, 3 de abril de 2013

Hansel y Gretel

No nos abandonen...

Hansel y Gretel (1812) de Jacob y Wilhein Grimm




Version infantil:


 Después de ser abandonados por su padre y su madrastra, dos hermanos encuentran una casa hecha de pan y azúcar y comienzan a comer. La dueña era una bruja que los invita a entrar para devorarlos. La bruja encarcela a Hánsel y convierte a Gretel en su sirvienta. La mujer le pide a ésta que verifique si el horno está listo (para cocinar a Hánsel) y ella la engaña diciendole que no sabe cómo hacerlo. La bruja se mete al horno y Gretel la encierra. Los niños regresan a su casa y viven felices con su padre. Su madrastra ya había muerto.

Version original: 


 En la versión oral adaptada por los Grimm no existía la madrastra, en realidad era la madre quien pretendía abandonar a los niños. En la Edad Media, el abandono de los infantes a causa de la pobreza era una práctica relativamente común. 


 Otra de las diferencias es que Gretel no encierra a la bruja en un horno, más bien la empuja a un caldero en el que muere hervida en el aceite. El simple encierro despoja de violencia al cuento, no obstante, según Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los cuentos de hadas, "los adultos tienden a creer que el castigo cruel a una persona malvada en los cuentos entristece y asusta Innecesariamente a un niño. Sin embargo, ocurre lo contrario: esta consecuencia final le demuestra que el castigo es adecuado al crimen cometido". A diferencia de otros cuentos. 


 Hánsel y Gretel conserva el Ingenio femenino del personaje de Gretel. Francisca Noguerol, profesora de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca, asegura: "En los cuentos tradicionales las chicas son tan listas como lo son los chicos".

Little Red Riding Hood

Para comerte mejor....


Caperucita roja (1812). de Jacob y Wilhein Grimn


Version infantil:


Caperucita es mandada por su madre a llevarle una canasta con comida a la abuela. Al caminar por el bosque se topa con un lobo que quiere comérsela. Él le pregunta adonde va y ella le responde con la verdad. El cánido se adelanta a la casa de la abuela y la devora. Después se pone la ropa de la anciana para engañar a la joven que cae en la trampa y también es comida por el lobo. Un cazador destaza al animal de un tajo y saca a la abuela y a la joven, aún con vida.



Version original:

 Los relatos orales sobre Caperucita surgieron en los campos franceses en el siglo XIV. En dichas versiones, el lobo conserva parte de la carne y sangre de la abuela para que la joven se las coma. Además, el animal le pide a Caperucita que se quite la ropa, la arroje al fuego y se meta con él a la cama. Ella lo hace, pero se percata del engaño y finge que debe salir a defecar. El lobo se lo permite, pero le amarra una cuerda a la pierna para que no huya. Caperucita la rompe y logra librarse.

 En 1697, 
Perrault también realizó su adaptación. En el cuento se pierde el canibalismo y el Intento del lobo por tener sexo con la Joven y. al final, la abuela y Caperucita mueren devoradas. Francisca Nogueral, profesora de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca, dice: "Este es un cuento de advertencia a las chicas que dice: has menstruado (proceso representado por la caperucita roja), eres peligrosa, puedes embarazarte y. sobre todo, ser atractiva para el hombre, así que cuídate"


Caperucita Roja (Version original)

 En las historias originales, la chica utiliza su Ingenio para salir de la situación de peligro, sin embargo, esto no sucede en las adaptaciones de Perrautt y los Grimm. "En los cuentos originales, 'cuídate' significa 'sé lista'. Esa enseñanza se pierde en la adaptación de Perrault, en la que ella muere, y en la de los Grilmm. que inventan a un hombre que no tiene sentido alguno en la trama del cuento para que salve a la mujer".

Por su parte, Estela Socias, presidenta de la Academia Chilena de literatura infantil, explica esta omisión asegurando que "los editores victorianos sellan censurarel sexo, la muerte y, especialmente, la iniciativa femenina".

Hadas de Cottingley

Hadas...

Reciben este nombre unos seres supuestamente sobrenaturales de tamaño diminuto, los cuales, según las creencias populares poseen poderes mágicos pudiendo ejercer una gran influencia tanto positiva como negativa sobre los seres humanos.


¿ Quienes pueden verlas?
Están en otro mundo, un mundo paralelo al nuestro, una existencia pura, al cual sólo tienen acceso unos pocos. Forman parte de las leyendas populares. Aunque las leyendas pueden convertirse en realidad:
En nuestros días, aún hay personas que afirman haber estado en contacto con estos seres mágicos.
¿ será eso cierto? ¿ serán personas limpias de corazón¿ gente merecedora de poder albergar magia dentro de sí?



En 1920 en Cottingley un pueblecito inglés, dos niñas; Elsie y Frances, estaban jugando como tantos y tantos días cerca del arroyo, donde pudieron observar un pequeño grupo de seres mágicos. Ellas aseguraban que habían visto hadas…
Las niñas, ante la desesperación e incredulidad de sus adultos, decidieron tomar prestada del Sr. Wright, fotógrafo y padre de Elsie, una cámara fotográfica.
Cuando el padre de Elsie reveló las placas, pudo observar unas borrosas figuras. Elsie aseguraba que eran hadas…



Las niñas realizaron varias fotografías, donde se observaban pequeños seres con alas, con bonitos vestidos bailando de forma amigable alrededor de las niñas.
Pronto las fotografías dieron la vuelta al mundo, la prensa publicó titulares sensacionales acompañados de estas fantásticas fotografías.


*Mi foto favorita

Parecía que la magia por fin existía, se rompieron todos los esquemas, ¡las hadas existen!
Incluso, Conan Doyle, creador del mítico Sherlock Holmes, defendía a capa y espada su existencia.


Por un momento la frontera del mundo real y el mundo de los sueños desapareció. Eso sí, sólo por un momento.
Pronto expertos en fotografía afirmaron que esas famosas imágenes eran un montaje. Años más tarde se demostraría definitivamente su falsedad.
Hoy en día, aquellas niñas son ya ancianas, aunque siguen conservando la expresión de inocencia que hizo confundir a la sociedad.En sus últimas declaraciones, estas dieron la vuelta a todo lo que habían dicho hasta ese momento. Reconocían por primera vez que las fotografías, habían sido un completo montaje. Que fue sin duda una pequeña travesura.
“ Quien quiso creer creyó, quien no quiso creer no creyó; nosotras éramos niñas, sólo se trataba de una simple travesura, fue la gente quien quiso creer”.



Ahora afirman, que recortaron los dibujos de unas bailarinas, les pusieron por detrás unos alambres y unas alas. En el momento de sacar las fotografías, estas movían los alambres para dar sensación de movimiento.




Así fue como las niñas confundieron a la sociedad pero nos confundieron o ¿quisimos ser confundidos?
Las hoy ancianitas Elsie y Frances afirman que las fotos son un montaje pero por otro lado continúan asegurando que en el arroyo, vieron hadas y que hoy puede que todavía sigan allí. Ellas nunca lo han negado. Tal vez para que los que quieran creer, continuen creyendo.
A todos nos han contado un cuento de hadas, pero nunca tan verdadero como éste.



Por otra parte, las siguientes fotografías nos muestran la diferencia entre las imágenes que se hicieron famosas en la prensa, y las originales captadas por las niñas. A la segunda se le subió el contraste para poder apreciar las figuras mucho mejor, ya que en la original apenas se pueden percibir los contornos de las hadas.
Se sospecha que el mismo Sr. Wright, padre de Elsie, retocase las placas, y es que sólo un experto podía realizar algo semejante.






Syd Barrett




“Syd” Barrett fue un guitarrista, compositor y cantante inglés. Su verdadero nombre era Roger Keith Barrett y se distingue por haber sido miembro fundador de la agrupación de Rock Pink Floyd. Desafortunadamente, su personalidad inestable y su adicción a las drogas dieron al traste con su prometedora carrera musical.



A mediados de los años sesenta forma Pink Floyd, un grupo inicialmente de blues que se inclinaría por la novedosa música “psicodélica” -un estilo de Rock que tenía como fin la experimentación sónica-. A finales de 1966 el grupo inicia carrera en el estudio de grabación con tres singles escritos por Barrett. En su primer larga duración “The Piper At The Gates Of Dawn” (1967) Barrett dirige al grupo hacia una extraña jornada psicodélica, plena de imaginación.



Su estilo de tocar la guitarra era altamente innovador para la época. A Barrett se le deben esos extraños sonidos de guitarra Slide cargados de eco, que Pink Floyd utilizó durante toda su carrera. El guitarrista los creó utilizando un encendedor de metal, en lugar de un “cuello de botella”. Eran sus mejores días como artista.

Sin embargo, al encontrarse Barrett con la fama y el reconocimiento, su comportamiento se vuelve errático, en parte debido al consumo desmedido de la droga conocida como LSD. Los recitales se veían afectados por las continuas indisposiciones e impredecibles comportamientos. Por ejemplo, una noche en el Fillmore West de San Francisco el guitarrista se rehusó a tocar los acordes de las piezas para simplemente hacer sonar las cuerdas de su guitarra mientras las desafinaba.



Durante esta época el guitarrista sufre un colapso nervioso que cambiaría su vida para siempre. Para apoyar al grupo entró como segundo guitarrista David Gilmour, sin embargo, poco a poco Barrett dejaría de participar con el grupo hasta hacer oficial su salida. En el segundo álbum de Pink Floyd “A Saucerful Of Secrets” (1968) aparece sólo una pieza compuesta por él.

Luchando por su recuperación y con una inconsistente forma de trabajar, Barrett trató de grabar su primer disco en solitario con la ayuda de Gilmour. Las sesiones abortaron hasta finales de 1969 cuando apoyado en músicos de la banda Soft Machine el trabajo se completó. “The Madcap Laughs” apareció a principos de 1970 teniendo un éxito moderado.



Un segundo álbum titulado “Barrett” aparece ese mismo año, con una mejor producción, pero mostrando a un Barrett más afectado. Los músicos que le ayudaron a completar sus piezas expresaron la gran dificultad que era sobrellevar el trabajo. Las partes de Barrett estan llenas de anomalías en el tiempo y en la técnica, pero mantenían aquel halo de misterio que le caracterizó siempre.

Después de un par de intentos fallidos por formar un nuevo grupo y grabar otro álbum, Barrett desaparece de la escena. Fue en 1975 cuando se presentó inesperadamente en los estudios Abbey Road cuando Pink Floyd grababa el álbum “Wish You Were Here”. El guitarrista apareció gordo, con su cabeza y sus cejas afeitadas -hecho que inspiraría el personaje de Pinky en la pelicula “The Wall”-. Sus ex-compañeros observaron con tristeza a su amigo, dedicándole un par de piezas. Era muy probable que Barrett padeciera una enfermedad mental y lo mejor era que se retirara definitivamente del negocio de la música.



En 1988 apareció un nuevo disco con el único material restante de la época 1968-70. Su título fue “Opel” y como de costumbre fue ensamblado con muchas dificultades por los miembros de Pink Floyd -Al igual que la Box-Set “Crazy Diamond” (1993)-. Este lanzamiento tenía la intención de hacerle llegar nuevas regalías económicas.

Muy poco se supo de Syd Barrett hasta el día de su muerte ya que evitaba a toda costa las entrevistas y las apariciones públicas. Vivía en Cambridge con su madre y trabajaba en la jardinería y en la pintura abstracta. Desafortunadamente la diabetes empeoró su estado de salud y murió el 7 de julio del 2006.



Viaje en el tiempo: Rudolf Fenz


Rudolf Fenz murió en un accidente de coche, trágico pero algo común, lamentablemente, en nuestros días. Causó sensación a los testigos de dicho accidente, pasado el impacto de este hecho, emperazon a surgir la extrañeza y el misterio. ¿Quién era Rudolf Fenz?, ¿De dónde venía?. Un misterio que nunca se resolvió. Os invito a leer esta enigmática historia de un hombre que cruzó las barreras del tiempo.
Rudolf Fenz acabó sus días estúpidamente, bajo las ruedas de un automóvil en la esquina, a un centenar de metros de Times Square, se supone que después de asistir, según dijo algún testigo, a la última representación teatral del día. Eran poco más de las 11 de la noche, y era junio. La temperatura hacía grato el caminar por la espaciosa acera, sin prisas, charlando y dando tiempo al tiempo.
Aquel hombre, con su imprudencia al cruzar la calle cuando no debía, vino a amargar a los transeúntes el reconfortante paseo. El automóvil no pudo detenerse y lo lanzó por los aires con un golpe tremendo. Algunas gargantas de los que habían presenciado todo gritaron y alarmaron a los demás. Pronto se formó un corro de curiosos en torno al hombre que había sido atropellado y los que habían acudido a auxiliarlo. Todo era inútil porque Rudolf Fenz había fallecido instantáneamente.

El suceso tuvo lugar en el año 1950, y todavía no se ha podido explicar lo que allí ocurrió. El hombre que había quedado tendido, muerto, en la acera, presentaba un extraño aspecto. Aparentaba unos 30 años, sus ropas eran muy anticuadas, pero no viejas, porque Rudolf Fenz iba impecablemente vestido. Llevaba una larga levita de color negro, unos zapatos con hebilla, un amplio sombrero a juego y unos pantalones estrechos, Era la estampa de aquellos retratos amarillentos que guardan los abuelos.
Cuando la policía extrajo de los bolsillos sus pertenencias personales, hizo un inventario curioso, que se ajustaba más a otros tiempos pasados. El difunto llevaba unas tarjetas de visita, a nombre de Rudolf Fenz, unos recibos que hacían referencia a una suma entregada por la manutención de unos caballos y un carruaje, unos cuantos dólares retirados de la circulación y de los que nadie se acordaba, y una carta dirigida a su nombre, con matasellos de junio del año 1876.

El Agente Hubert Rihn, de la Oficina de Desaparecidos del Estado de New York, fue el encargado de iniciar la investigación. Comenzó su tarea investigadora por los emigrantes de origen Alemán, Austriaco y Centroeuropeo que tuviesen el apellido Fenz, llegados a EEUU después de la 2ª Guerra Mundial.
Tras esa larga y tediosa investigación no consiguió ningún resultado. Cuando Hubert Rihn ya lo daba todo por perdido, se encontró con un número de teléfono en un listín telefónico del año 1939 en el que figuraba un tal Rudolf Fenz Junior.
Rudolf Fenz Junior ya había fallecido, después de desempeñar durante muchos años su actividad laboral en un banco. Si viviera, hubiese cumplido entonces, en el año 1950, 60 años. Su viuda contó al investigador que el padre de su marido había desaparecido misteriosamente, en la primavera del año 1876, cuando salió de casa para pasear y dar rienda suelta a su vicio favorito, que no era otro que el tabaco, y de cuya afición la esposa no participaba. No volvió. No se encontró rastro de él. Nadie lo había visto.
Consultada la lista de desaparecidos, correspondiente al año 1876, se encontró inscrito un tal Rudolf Fenz, de 29 años, vestido con la misma ropa que llevaba el difunto atropellado.
¿Qué ocurrió en este último paseo? ¿Cómo explicarse que una misma persona retornase de no se sabe dónde en mitad de la 5ª Avenida de New York, 74 años después?
¿Qué paso realmente con Rudolf Fenz? ¿Salió a caminar a fumar su habano y pasó por una puerta hacia otro universo atemporal, en la que estuvo 74 años deambulando hasta que encontró la forma de regresar? ¿Cruzó la barrera entre dos universos y se encontró en un mundo paralelo? ¿O quizás fue víctima de una abducción y seres de otros mundos, más evolucionados, con más tecnología que el nuestro lo “tomaron prestado” para devolverlo luego de 74 años terrestres?

Watcher of the Skies

 Observadores de los cielos y de todo
Suyo es un mundo solo, ningún mundo es suyo, 
Aquel a quien la vida ya no puede sorprender, 
Levantando los ojos ve un desconocido planeta. 

Las criaturas formaron el suelo de este planeta, 
Ahora su reinado ha llegado a su fin, 
¿La vida nuevamente ha destruido a la vida?, 
¿Ellos juegan en otro lado, saben
mucho más que sus juegos de infancia? 
Tal vez los lagartos han mudado su cola, 
Este es el final de la larga unión del hombre con la tierra. 

No juzgues a esta raza por restos vacíos 
¿Tú juzgas a Dios por sus criaturas cuando están muertas? 
Por ahora, los lagartos han mudado su cola 
Este es el final de la larga unión del hombre con la tierra. 

De la vida sólo a la vida como una sola, 
No pienses ahora que tu viaje ha acabado
Porque aunque tu barco sea macizo,
el mar no tiene piedad, 
¿Sobrevivirás en el océano de la existencia? 
Vengan niños antiguos escuchar lo que digo 
Este es mi consejo de despedida para ti en tu camino. 

Lamentablemente ahora tus pensamiento se dirigen a las estrellas
A donde han ido, saben que no pueden ir.
Observadores de los cielos y de todo
Éste es su destino, éste es su propio destino.